En el mundo de la literatura, existen ciertos elementos que se repiten una y otra vez, conocidos como clichés literarios, que aunque pueden ser útiles para construir una historia, también es importante conocerlos para evitarlos o darles un giro original. En este artículo exploraremos qué son los clichés literarios y revisaremos algunos de los más comunes en la literatura, aportando así consejos para escritores que buscan innovar en sus narrativas.
¿Qué son los clichés literarios?
Los clichés literarios son elementos, situaciones o personajes que se utilizan de manera repetitiva en diferentes obras literarias, hasta el punto de volverse predecibles y, a menudo, aburridos para el lector. Aunque en su origen estos clichés literarios pueden haber sido innovadores, su uso excesivo los ha convertido en fórmulas desgastadas que pueden restarle frescura y originalidad a una historia.
Por ejemplo, el héroe que siempre salva el día, la dama en apuros o el villano monologuista son clichés que todos hemos encontrado alguna vez en nuestras lecturas. Estos tópicos no solo limitan la creatividad del escritor, sino que también pueden hacer que la experiencia del lector sea menos emocionante y sorprendente.
Para los escritores, es fundamental reconocer estos clichés y decidir conscientemente si desean usarlos, evitarlos o subvertirlos de alguna manera, debido a que incorporar giros inesperados o desarrollar personajes complejos puede ayudar a transformar un cliché en un elemento intrigante y fresco.
Los clichés literarios y tópicos más frecuentes en la literatura
El elegido y su desconocimiento de ello
El arquetipo del «elegido» es otro cliché omnipresente en la literatura, especialmente en los géneros de fantasía y ciencia ficción, un personaje que suele ser alguien aparentemente ordinario que descubre que tiene un destino grandioso y poderes especiales. Mientras que este tropo puede ser efectivo para construir una narrativa épica, su uso excesivo puede hacerlo predecible y menos emocionante.
Una forma de subvertir este cliché es jugar con las expectativas del lector. Por ejemplo, en lugar de que el «elegido» sea un héroe joven y valiente, podría ser un personaje inesperado, como un anciano o alguien con características que tradicionalmente no asociaríamos con un héroe, o también se puede explorar la idea de que el personaje no quiera asumir su rol, lo que añade un nivel adicional de conflicto y desarrollo personal.
El cliché típico de la novela romántica
Las novelas románticas a menudo están plagadas de clichés, desde el «amor a primera vista» hasta el «triángulo amoroso». Estos tópicos pueden ser reconfortantes para algunos lectores, pero también pueden resultar monótonos si no se manejan con cuidado.
Para mantener la frescura en una historia romántica, los escritores pueden centrarse en desarrollar personajes con profundidad y relaciones que evolucionen de manera realista. Evitar estereotipos y dar a los personajes intereses y defectos únicos puede hacer que la historia se sienta más auténtica y menos predecible, aunque además, se pueden explorar diferentes tipos de relaciones y dinámicas, en lugar de seguir el camino trillado de los clichés románticos.
Encontrarse con un personaje en un lugar remoto
En muchas historias, los personajes principales se encuentran inesperadamente con personas significativas en lugares remotos o improbables, un cliché que puede ser conveniente para avanzar la trama, pero también puede parecer forzado y poco creíble, algo muy relacionado con los personajes arquetipos.
Para evitar este cliché, los escritores pueden trabajar en crear encuentros que se sientan más orgánicos y justificados dentro de la narrativa. Por ejemplo, en lugar de un encuentro casual en un lugar remoto, se podría establecer una serie de eventos que conduzcan de manera lógica a ese encuentro. También es útil desarrollar subtramas que expliquen por qué los personajes están en esos lugares y cómo sus caminos se cruzan de manera creíble.
Terminar la historia con un «todo fue un sueño»
Uno de los clichés literarios más debatidos es el final en el que se revela que toda la historia no fue más que un sueño. Este recurso, que puede parecer una salida fácil para desentrañar una trama complicada, a menudo deja a los lectores sintiéndose engañados y desilusionados, ya que en lugar de ofrecer una conclusión satisfactoria, este tipo de finales puede dar la impresión de que el autor no sabía cómo resolver su propia historia.
Para evitar caer en este cliché, los escritores pueden optar por finales más elaborados que ofrezcan una resolución coherente con la trama y el desarrollo de los personajes. Alternativamente, si se decide utilizar el recurso del sueño, se puede intentar darle un giro original que aporte un nuevo significado a la historia.
Salvar a un personaje principal en el último momento
El rescate de un personaje principal en el último segundo es un cliché que puede añadir tensión y dramatismo a una historia, pero su uso repetitivo puede reducir el impacto y la credibilidad del relato. Este recurso, conocido como «Deus Ex Machina», a menudo se siente como una solución artificial a un problema complicado.
Para evitar depender de este cliché, los escritores pueden construir la tensión de manera que las resoluciones sean el resultado de las acciones y decisiones de los personajes, en lugar de intervenciones externas e inesperadas, por lo que desarrollar tramas secundarias que proporcionen soluciones plausibles y preparar al lector con pistas sutiles puede hacer que el clímax sea más satisfactorio y coherente.
En conclusión, los clichés literarios son herramientas que, aunque a veces útiles, pueden limitar la originalidad y el impacto de una historia si se utilizan en exceso, por lo que conocer estos tópicos y aprender a evitarlos o subvertirlos puede ayudar a los escritores a crear narrativas más frescas y de mayor calidad. Para aquellos interesados en profundizar en cómo mejorar su escritura y evitar caer en estos clichés, hay muchos recursos y consejos para escritores disponibles que pueden ser de gran ayuda. ¡Anímate a explorar y a innovar en tu próxima obra!